En 1881 ya se hablaba de crear un enlace ferroviario que uniera por un lado las ciudades de Barcelona y Tarragona y por otro lado la capital catalana con Francia. De entrada se había descartado una línea de circunvalación litoral alrededor de la ciudad. Con la urbanización del nuevo barrio burgués, el Ensanche, se había proyectado la calle Aragón que tenía una amplitud de 30 metros y que sería apta para que pudiera pasar el ferrocarril. Aunque el proyecto inicial preveía que el ferrocarril pasaría a nivel, finalmente se hizo una zanja a unos 8 metros de profundidad, ocupando el tercio central de la calle Aragón.
En 1902 se inauguró la estación del apeadero del ferrocarril de Paseo de Gracia, con dos andenes independientes y con el pabellón de entrada y salida sobre la zanja del trazado de la línea Barcelona-Tarragona.
La construcción de la esstación fue obra del arquitecto modernista Salvador Soteras y Taberné.
La fachada principal del apeadero es situó el fondo del Chaflán que formaban a los edificios restaurados en el paseo de Gracia en el cruce con la calle de Aragón. Tenía 36 metros de largo por 9,5 metros de ancho. La fachada estaba muy bien trabajada, dividida en tres cuerpos separados por pilastras de sillería, el centro de la cual ocupaba un gran ventanal. En el interior, una gran vidriera servía de fondo en el amplio vestíbulo de estilo ecléctico, con elementos neogriegos, y estaba dividido en tres cuerpos: el primero, con entrada en el vestíbulo y cubierto con una cúpula, tenía escaleras a ambos lados para bajar a las andenes; el segundo es donde se encontraba la sala de espera, y el tercero, a los aseos.
Los andenes estaban protegidas con marquesina, teniendo 268 metros de longitud y 4 metros de anchura. Alojaban el despacho del jefe de estación, el telégrafo y los dependencias de explotación. En 1903 en concluyeron abras y entró en servicio.
Uno de los aspectos que se tuvo en cuenta al construir la zanja, fue el peligro del posible corrimiento del terreno que podría suponer para las viviendas próximas a las vías. Por esta razón se construyó un ancho muro de separación que evitara cualquier riesgo.
La estación que se proyectaba sobre la zanja de la calle Aragón, fue cubierta en 1961 y consecuentemente se derribó el edificio exterior y la estación pasó a ser subterranea.
El apeadero continua actualmente como estación subterranea de Paseo de gracia, y la última actualización ha sido renovar los andenes e instalar ascensores para que la estación sea más accesible.