Las famosos farolas del Paseo de Gracia de Barcelona, que mucha gente atribuyen a Gaudí son obra del arquitecto Pere Falqués i Urpí.
Estas farolas que fueron colocadas en 1906, son rotundas y multifuncionales y proporcionan a la vez alumbrado urbano y peatonal y sirven de reposo al viandante .Los materiales adecuadamente combinados son la piedra y la forja, con preciosistas combinaciones de trencadís, bien recubiertas con apliques metálicos.Estas no pasan desapercibidas, siendo por sí mismas un elemento escultórico además de servir para la función de iluminar para lo que fueron diseñadas.
Estas farolas compuestas por casi treinta bancos con sus correspondientes luces para aceras y calzada, son unas piezas de mobiliario urbano que se han convertido por su diseño y funcionalidad en uno de los elementos más fotografiados de la ciudad.
Falqués derrochó imaginación y gracia en su diseño. Se inicia con un banco redondeado recubierto por fragmentos de baldosa, el conocido trencadís gaudiniano que colabora a su limpieza y brillo, ya que al no precisar pintura evita que los asientos se descascarillen y sólo con ayuda de la lluvia suelen mantenerse en bastante buenas condiciones.
En su único brazo que curva sobre la vía, al que alguien denominó un golpe de látigo, éste imita al nervio de una pérgola sobre el que trepara una enredadera de hojas similares a las de una parra, a la que se unen otras de palma e hileras de cruces ensanchadas. Está la corona de los reyes de Aragón y el escudo de Barcelona sobre el que aparece el conocido murciélago, símbolo de fortuna del rey Jaime I desde que conquistara Valencia y que aquí ha sobrevivido a su eliminación de las calles barcelonesas.
Se sabe para que se utilizaban las puertas metalicas situadas en el lateral de los bancos