Este año 2014 se ha cumplido el 250 aniversario de una histórica institución barcelonesa la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona y aunque la mayoría de barceloneses hayan pasado alguna vez por delante de su edificio quizás si sean pocos los que sepan ubicar esta institución.
La Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona (RACAB) se constituyó el 18 de enero de 1764, con el nombre de Conferencia Physycomatemática Experimental y, en virtud de la “Real Cédula” del 17 de diciembre de 1765, pasó a denominarse Real Conferencia Física como cuerpo público consultivo del Rey para los asuntos del Principat de Catalunya.
Por efecto de la “Real Cédula” del 14 de octubre de 1770 cambiaría su título por el de Real Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona hasta que la “Real Orden” del 7 de diciembre de 1887 determinó su nombre actual.
Desde entonces la institución y sus académicos han estado implicados en la iluminación de la ciudad, en el suministro de gas, en la fábrica de la moneda, en la hora oficial, en la telegrafía, en el servicio de sismología y en la observación metereológica
El primer observatorio de la RACAB que inicialmente estaba situado en la sede las Ramblas, cobijaba varios telescopios aunque debido a la contaminación lumínica en realidad solo llegó a funcionó uno y con el tiempo se trasladó al observatorio Fabra en Collserola, que fue donado en 1904 por Camil Fabra, marqués de Alella y fue construido por Josep Domenech y Estapa.
Con el tiempo, la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona se transformó en un foro multidisciplinar que cuenta con 75 académicos con sus 75 sillas y sus 75 medallas.
En la Barcelona de finales del siglo XVIII había cierto vacío cultural y científico. En la universidad no se explicaban las leyes de Newton. En ese sentido la Real Academia fue una institución pionera.
El edificio se construyó tras la expulsión de los jesuitas de su colegio de Cordelles en la Rambla, donde formaban a nobles. Allí en el número 115 de la Rambla se asentó la academia.
Su sede queda camuflada por el teatro, pero todo el edificio es propiedad de la academia, que vive del alquiler del Poliorama, de la tienda y del establecimiento Viena. Pero para acceder a su sede se debe cruzar el vestíbulo del teatro, y a la izquierda un buzón de madera se avanza a la escalera imperial que lleva a las dos plantas que ocupa esta entidad, que convocó su primera reunión en la trastienda de una farmacia de la Rambla.
El edificio de estilo neoclásico, es obra del arquitecto Josep Domenech Estapa y fue inaugurado el año 1894.Se trata de una curiosa muestra de estilo progresista, con el uso del hierro de relieves de tierra cocida. El Observatorio ha funcionado sin interrupción desde su inauguración el 1904.
Completan el patrimonio de la Academia la Biblioteca, el Archivo histórico, la colección de relojes, el equipamiento funcional astronómico, meteorológico, sismológico y de relojería como también la instalación sismológica de Fontmartina en el Montseny, en un terreno de la Diputación Provincial de Barcelona
El Archivo y la Biblioteca de la Academia agrupan un fondo documental de casi tres siglos de gran valor histórico. El archivo aún conserva el recibo de 500 pesetas que cobró el físico Albert Einstein por su ponencia y también su carta de confirmación para ser nombrado académico extranjero con destino en la comisión permanente de Física
La Biblioteca, con más de cien mil volúmenes, es una de les más importantes del Estado en fondos científicos de la segunda mitad del siglo XVIII y su sala de relojes es una de los secretos mejor guardados de la ciudad.
En la Academia de les Ciencias y las Artes, se conserva también la cámara de Daguerrotipo, con la cual se realizó la primera fotografía en el estado, el 10 de noviembre de 1839.
Su reloj, construido por Moragas en el año 1888, inició el servicio público para dar hora en la ciudad de Barcelona. Este servicio fue declarado oficial por el ayuntamiento el año 1891, de ahí que en la fachada del edificio podamos leer “hora oficial”.