En 1214 el obispo de Barcelona, Berenguer de Palou, impulsó la fundación de un monasterio de benedictinas en Sabadell (Sant Vicenç de Jonqueres). En 1234 el cenobio se incorporó a la orden de Santiago. Más adelante se gestionó su traslado a Barcelona.
En 1270, Jaume I hizo donación de unos terrenos en la ciudad, donde las monjas venidas de Sant Vicenç levantaron un monasterio, que en 1273 ya estaba ocupado. Parece que el lugar no era el adecuado y Jaume II efectuó una nueva donación de terrenos en 1293, donde se levantó el nuevo monasterio, que empezó a tener actividad en el año 1300. Esta nueva ubicación es la que tuvieron hasta el siglo XIX.
La comunidad estaba, básicamente, formada por hijas de la nobleza. Dentro del monasterio se mantenía un cierto estatus social; se disponía de lugares de vivienda, mayoritariamente de propiedad, donde se agrupaban por parentesco o afinidad, con novicias que recibían educación junto a las monjas profesas. Como hecho, al menos curioso, las monjas podían tener esclavos, con la oportuna autorización. Las normas de la comunidad eran muy relajadas en relación con lo que era habitual en otros establecimientos. Más adelante estas normas se endurecieron. En la
En 1697 el convento fue víctima de un bombardeo y fue necesario llevar a cabo importantes obras de reparación, hecho que se repitió en el asedio de 1714. Como en tantos otros establecimientos, el siglo XIX trajo la decadencia y cierre del monasterio. En 1808 entraron los franceses, que echaron a la comunidad, que se dispersó. En 1814 se ordenó la restitución de la situación, pero ésta no se llegó a hacer efectiva nunca. Desde la época de los franceses el lugar se utilizó como hospital militar, función que se mantuvo posteriormente. En 1868 se ordenó su demolición y el traslado de la iglesia y el claustro a la nueva parroquia de la Concepción, creada en 1871. La iglesia se trasladó sólo cambiando de lugar la puerta de entrada, que antes estaba en el lateral y en la nueva función, a los pies de la nave; se añadió el campanario de la desaparecida iglesia de San Miguel. El claustro también se trasladó, aunque reducido en sus dimensiones.
El monasterio de Jonqueres ha desaparecido completamente en su ubicación original. Su iglesia era de una nave única, con capillas laterales y ábside poligonal. Se levantó entre los años 1318 y 1448, fue reconstruida tras el bombardeo de 1697. El claustro rectangular era de grandes dimensiones (con galerías de 21 y 12 arcos) y con dos pisos, lo que hace un total de ciento treinta y dos arcos góticos. Fue comenzado en época de Pedro el Ceremonioso, que en 1366 hizo una donación para empezar la obra. Había otro patio. Alrededor de estos dos espacios se encontraban las construcciones monásticas y particularmente las casas que servían de residencia a las religiosas. También disponían de lugares comunes, como el refectorio, pero se utilizaba en contadas ocasiones.